Reactivando la cadena de suministro de alimentos durante la Pandemia en Honduras

brick road and horse

“Entre más se reunía el equipo de forma iterativa, más descubrían acerca de las barreras y generaban ideas para resolverlas.”

Al inicio de la pandemia COVID-19, con el propósito de minimizar la velocidad de contagio y salvaguardar vidas, el Gobierno de Honduras optó por imponer un toque de queda a nivel nacional. El mandato permitía la circulación libre para aquellas áreas de trabajo consideradas esenciales, tales como salud, seguridad, transporte, alimentos, entre otros. Sin embargo, en la práctica, la cadena de suministro de alimentos se vio paralizada. La policía y los militares, que estaban a cargo de hacer cumplir el toque de queda, no sabían cómo identificar a quienes pertenecían a la cadena de suministro de alimentos, efectivamente deteniendo a todo productor o transportista de alimentos. El Gobierno de Honduras no estaba seguro de cómo hacerle frente a este problema, ni de cómo efectivamente comunicar esto con la policía y militar. Para ello, solicitaron apoyo para aliviar la situación.

Propusimos crear un equipo pequeño entre el gobierno y empresa privada, asesorada por nosotros, para que rápidamente identificaran los detalles del problema e implementaran soluciones que permitieran la libre circulación de la cadena. Se desconocía la gravedad de la situación al iniciar el trabajo, en particular: no se sabía que tan detenida estaba la cadena, además, no existía una manera de identificar a las personas que formaban parte de esta. Debido a que el problema era de alta complejidad, se optó por utilizar la metodología de Resolución de Problemas mediante la Iteración Adaptiva, o PDIA por sus siglas en inglés[1]. Como primer paso, se realizó un trabajo de deconstruir y luego reconstruir el problema con el propósito de comprender bien el mismo. Este ejercicio consistió en análisis de escritorio, por una parte, y de diálogos con distintos actores clave. Como resultado, aparte de tener mejor conocimiento de la situación, se crearon relaciones con agentes que más adelante resultarían ser parte clave de la solución del problema. Durante la primera semana de trabajo, conversando con la policía y los militares, lograron darse cuenta de que había dos tipos de agentes: aquellos con suficiente capital político para conseguir un salvoconducto[2], que eran muy pocos, y los demás que no podían conseguir dicho permiso[3]. Dado esto, el problema se enfocó en cómo hacer para identificar y ayudar a los agentes que no podían circular para mover sus productos.

Entre más se reunía el equipo de forma iterativa, más descubrían acerca de las barreras y generaban ideas para resolverlas[4]. Por ejemplo, en una de las reuniones, un miembro del equipo informó que había conectado con una abogada que trabajaba para uno de los supermercados más grande del país. En una conversación informal, descubrieron que ambos estaban trabajando sobre el mismo problema. La abogada le comentó que ellos, junto a dos otros supermercados, se habían juntado para encontrar soluciones al problema de no poder circular sus productos, así como los de sus proveedores. Como resultado de esta conversación, la abogada fue invitada a formar parte del equipo de trabajo, expresando mucho interés de formar parte de este[5]. En su primera reunión, ella dio a conocer que los supermercados habían estado intentando, sin éxito, conectar con la policía para poder conseguirle salvoconductos a sus proveedores. Esto presentó una gran oportunidad para el equipo, pues estos tres supermercados conocían a detalle quienes forman parte de la cadena de alimentos a nivel nacional. El trabajo ahora era de poder buscar una manera de comunicar este trabajo con la policía y militar de forma eficiente.

Se aprovecharon las relaciones que se habían generado al inicio del trabajo. El equipo se puso en contacto con los jefes de la policía y militar. Trabajando en conjunto, se descubrió que el proceso de otorgar salvoconductos era muy lento debido a que este trabajo fue centralizado a lo que efectivamente era la discreción de uno de los ministros. Además, muchos de los agentes policiales y militares no sabían cómo identificar a estas personas. El reto ahora involucraba poder crear un sistema en donde se le permitiera a cualquier agente de la cadena en cualquier parte del país circular. Decidieron ir en conjunto a hablar con el equipo del ministro. Tras esta conversación, el equipo del ministro informó que apoyaría la extensión de salvoconductos para los distintos agentes, pero que siendo muchos, era mejor buscar una manera alterna. Dada las relaciones que se habían creado, propusimos la posibilidad de generar una comunicación directa entre los supermercados, el equipo de trabajo, y la policía, para que este sistema, aunque informal, funcionara para dar permiso rápido a los agentes de la cadena. Es decir, si un agente de la cadena se tenía que movilizar, este comunicaría al equipo de trabajo, quién le comunicaría a la policía.

Esta propuesta fue bien recibida por el equipo y la policía. Era un sistema sencillo en donde participaba el sector privado en conjunto con el gobierno, y este le comunicaba a la policía, quienes se sentían cómodos ya que la aprobación venía de parte del gobierno. Este trabajo se puso en práctica y se obtuvieron buenos resultados. En tan solo 3 semanas de trabajo se logró crear un sistema de bajo costo, aceptado por los distintos participantes, y que funcionaba bien. La cadena se vio reactivada, los productores y agentes estaban moviendo sus productos sin mucha complicación. El sector privado, a través de los supermercados, expresó que estaban sorprendidos de que tan bien este trabajo había resultado. Además expresaron que esta forma de trabajar era cómoda, sencilla, y eficiente.

 

[1] Las siglas de PDIA representan “Problem Driven Iterative Adaptation.”

[2] En general siendo empresas grandes y reconocidas.

[3] Como ser pequeños productores que movían su producto en sus vehículos particulares

[4] El equipo optó por reunirse al menos dos veces por semana. Cada persona del equipo tenía alguna responsabilidad establecida durante la reunión anterior y comunicaban sus avances, así como los retos que estaba enfrentando cada uno.

[5] La abogada también expresó sorpresa y curiosidad al ver que el gobierno estaba trabajando de una manera distinta a lo que ella ha acostumbrado a ver.

La excusa de que “no hay voluntad política”

Hace poco estuve en un evento en donde un experto panameño expuso ante varios actores del sector eléctrico que es crítico contar con “la voluntad política” para implementar los cambios que tanto se necesitan. Esta sugerencia fue tan bien recibida por los participantes del evento que hasta fue integrada en la reciente Hoja de Ruta para el Desarrollo del Sector Energético, la cual se entregó a los distintos candidatos presidenciales, estipulando en ella lo siguiente:

“Es evidente y patente para todos los actores en el sector que, sin la voluntad política para acatar los mandatos de la [Ley General de la Industria Eléctrica], el país no será capaz de resolver la problemática que ha afectado al sector eléctrico nacional desde hace tantos años y que ha llegado a un punto crítico insostenible. La tarea de resolver los problemas del sector no es fácil y demanda…[de] un campeón de la reforma, quien esté determinado a hacer que se cumplan los mandatos de la [ley] y todas las regulaciones y normativa que hoy constituyen el marco regulatorio del sector eléctrico nacional.”

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Daniel Barjum

“La razón por la cual no vemos avances no es por la falta de voluntad política, sino porque no hemos trabajado de la manera que necesitamos trabajar.”

Además, sin importar con quién hablo, la gran mayoría de las personas me dicen lo mismo: no hay avances en las reformas porque no se cuenta con la voluntad política para implementarlas. Si esto es tan importante para el proceso de reforma, pues vale la pena tomarse un momento para cuestionar a detalle qué es lo que esto significa y ver si hemos carecido de la misma. Seré directo, la respuesta es un no. Por varios años hemos contado con el vigor de transformar el sector. La razón por la cual no vemos avances no es por la falta de voluntad política, sino porque no hemos trabajado de la manera que necesitamos trabajar. Esta excusa nos ha hecho perder el ánimo de asumir responsabilidades y tomar acción. Cada quién en el sector necesita comenzar a trabajar por el bien del país, y no quedar a la espera de un campeón.

Si dudan de esta conclusión, los invito a pensar en lo siguiente: ¿a qué nos referimos cuando decimos que no hay voluntad política? y ¿cómo la medimos? Ofreceré algunas interpretaciones basadas en la evidencia para argumentar que sí ha existido la voluntad en Honduras, y que pensar lo contrario nos perjudica. También, presentaré algunas opciones de qué podemos hacer para comenzar a salir de los problemas que enfrentamos.

La primera interpretación que presentaré es la siguiente: definamos la voluntad política como un deseo o determinación de tomar alguna acción(es) que producen algún resultado. Mas aún, digamos que esto es algo interno de los gobiernos o algo inherente en las personas que trabajan dentro del mismo. Tomando lo anterior como cierto, pues tendría sentido que, entre más tiempo pasa, más alta es la probabilidad de que en algún momento Honduras contará con alguna persona o gobierno que tiene la voluntad política de transformar el sector. Ahora, como los problemas del sector se vienen arrastrando desde al menos los años noventa, y han pasado por más de 8 gobiernos, se hace muy difícil creer que en ninguna de estas administraciones ha existido la voluntad política de resolver los mismos. Me parece que decir que no ha habido un deseo de mejorar las cosas es injusto para todas aquellas personas que, a lo largo de los años, han intentado con la mayor fuerza corregir los problemas del sector.  Esto ha pasado por tantos profesionales talentosos, y de ambos partidos políticos, que deja a uno con la duda de que realmente necesitamos a “un campeón de la reforma.” La evidencia nos indica que debemos repensar la idea de quién lidera las acciones en el desarrollo de un país.

El segundo análisis que presento también señala que sí ha existido la voluntad política en el sector eléctrico. Para esto, hay que mirar hacia las grandes decisiones y acciones que ha tomado el gobierno sobre las reformas institucionales. Pues si asumimos que no ha hay voluntad política, no deberíamos poder apreciar cambios al modelo de mercado, a las leyes, a las regulaciones, ni deberíamos poder ver cambios en las instituciones. Dentro de los últimos 30 años, Honduras ha hecho lo siguiente:

AcciónAño(s)
Aprobar la Ley Marco del Subsector Eléctrico1994
Crear la Comisión Nacional de Energía Eléctrica1994
Aprobar la Ley para la Promoción de la Generación de Energía Eléctrica con Recursos Renovables2007
Elaborar varios estudios para la separación de la ENEE2009, 2021
Aprobar la Ley General de la Industria Eléctrica2014
Emitir bonos soberanos para enfrentar el déficit financiero de la ENEE2013, 2016
Contratar empresas para la reducción de las pérdidas eléctricas2008, 2015
Crear y fortalecer la Comisión Reguladora de Energía Eléctrica2014
Crear una Secretaría de Energía2018
Crear una Comisión Interventora de la ENEE2018
Firmar el Acuerdo de Refundación del Sector Eléctrico Hondureño entre el sector público y el sector privado2018
Presentar un anteproyecto de Ley de Modernización de la ENEE2021

Seguro hay más acciones que no las he reflejado aquí, pero esta lista es suficiente para demonstrar que, si tomamos que la voluntad política significa el tomar acciones concretas, pues Honduras sí la ha tenido. Cabe mencionar que varias de estas acciones han tenido su costo político, lo cual sirve como evidencia de que hay voluntad para tomar decisiones difíciles.

El último análisis que ofreceré involucra ver el apoyo que nos ha dado la comunidad internacional, en particular aquel que proviene de los bancos multilaterales que han acompañado muy de cerca los procesos de reforma en Honduras. Enfocaré este análisis en el apoyo proveniente del Banco Mundial (BM) y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) debido a dos razones: i) ambos bancos han estado apoyando los procesos de reforma del sector eléctrico desde los 90, y ii) la información de ambos bancos es fácil y libre de obtener (aquí para el BM y aquí para el BID). Un breve análisis de los proyectos y programas vinculados al sector eléctrico revelan un par de estadísticas interesantes:

  1. Desde 1992, Honduras ha contado con al menos 11 proyectos y programas enfocados a la reforma del sector eléctrico; en total suman más de $725 millones de dólares.
  2. Todos estos proyectos y programas obtuvieron una calificación de ejecución “satisfactorio” o “concluido” por parte de los bancos.
BM
(cifras en Millones de dólares de EEUU)
BID
(cifras en Millones de dólares de EEUU)
PeriodoCalificación según los bancos
$116.5$1051992 -1996Satisfactorio
$411994Concluido
$132.651995-2001Satisfactorio
$0.1652004Concluido
$302008Satisfactorio
$502008Concluido
$1302011-2014Concluido
$552014Concluido
$152014Concluido
$502015-2017Concluido
Total BM: $384.15Total BID: $341.17Total: $725.32

Si asumimos que una calificación de “satisfactorio” y/o “concluido” significa que Honduras, por lo general, ha cumplido con los indicadores y metas de estos programas y proyectos, pues el país ha hecho su labor ante estos organismos multilaterales. El compromiso de ejecutar y cumplir con los bancos ha existido a través del tiempo, indicando de que sí existe la voluntad política. Esto muestra también que el apoyo de los bancos, aunque importante y necesario, no es suficiente para transformar el sector.

Basándose en estos análisis, vale la pena hacerse la siguiente pregunta:

Si en Honduras ha existido la voluntad política de adoptar medidas de reformas para el sector eléctrico, ¿por qué no vemos los resultados que esperamos o que quisiéramos?

Ofreceré la siguiente razón: las reformas han funcionado como una señal para obtener credibilidad, mover dinero, y mejorar indicadores. Esto tiene ganancias en el corto plazo, pero impactos negativos en el largo. Hay que reconocer que el problema no es la falta de voluntad política, sino que las reformas institucionales tienen límites. Entonces, ¿qué podemos hacer para transformar el sector eléctrico de Honduras?

Primero que todo dejemos de usar la excusa de que lo que se necesita es voluntad política. Este pensar que tenemos que esperar a que venga un campeón de la reforma nos ha hecho perder el ánimo de asumir responsabilidades y tomar acción. Ya hemos esperado 30 años, el problema a pasado por muchas personas y gobiernos. No sigamos esperando, es tiempo de actuar.

Comencemos a trabajar de manera distinta a lo que hemos hecho en el pasado. Dejemos de perseguir las reformas institucionales, pues ya contamos con el marco suficiente para cambiar el sector. Mejor juntemos esfuerzos entre el gobierno, el sector privado, los organismos internacionales, y la población. Formemos una coalición de actores que se comprometan a trabajar en conjunto para resolver los problemas, y no únicamente promover legislaciones que no conllevan a resultados. Hagámonos responsables por el trabajo que nos toca hacer, y dejemos de decir “queremos que el gobierno haga esto.” Contamos con profesionales que tienen la capacidad de implementar las reformas, pero hay que hacerlo en conjunto y no quedar a la espera de un campeón que nunca vendrá. Los cambios se van haciendo de poco en poco, cada acción es importante sin importar el tamaño, así que pongámonos a trabajar por el bien del país.